YOGA


YOGA EN LA TERCERA EDAD

INTRODUCCIÓN

“El Yoga equilibra, armoniza, purifica y fortalece tanto el cuerpo como la mente y el alma del practicante. Enseña el camino hacia la salud perfecta, el perfecto control mental y la paz perfecta con uno mismo, el mundo, la naturaleza.

Swami Vishnu-devananda

Actualmente, en la sociedad en la que vivimos, la tremenda urgencia tiñe todos los aspectos de nuestra vida. Es un reconocido efecto secundario del vasto progreso tecnológico que impera. El alivio del estrés es, en consecuencia, la principal motivación para la práctica del yoga. Una colchoneta colocada en el suelo, contrasta notablemente con la complejidad de la vida moderna y, gradualmente, permite que el cuerpo y la mente recuperen su equilibrio, así como muchas personas inicialmente comienzan a practicar yoga para combatir este estrés, mantener su cuerpo flexible y en buen estado físico, o aliviar una dolencia específica, como por ejemplo dolor de espalda.

En los beneficios del yoga se perciben principalmente en una serie de cambios mecánicos en las articulaciones y músculos, un incremento en la circulación sanguínea, ciertos cambios de temperatura y un mejor control del sistema nervioso a través de la regulación de la respiración.

A lo largo de este trabajo, vamos a desarrollar las principales motivaciones y beneficios propios del yoga, en las personas mayores.

Vamos a averiguar, ¿qué experiencia viven nuestros residentes, al practicar yoga?…

CONTEXTUALIZACIÓN.

A lo largo de la historia nos encontramos con diferentes grupos sociales, que van cambiando a través del tiempo, según el contexto, el momento y el lugar del mundo. Nos vamos a centrar en las personas mayores de hoy en día, teniendo en cuenta el momento actual.

En las culturas antiguas había un enfoque diferente respecto al hombre y la mujer de edad avanzada. Los ancianos eran considerados depositarios de la experiencia y la sabiduría. Se los valoraba y cuidaba.

Por el contrario, la tercera edad en nuestra actualidad y en nuestro sistema de vida es un tiempo de cambios profundos que, si no es bien enfrentada, puede derivar en una crisis que dañe la salud física, psíquica y emocional de las personas que atraviesan esta etapa.

A principios del siglo XXI, el envejecimiento de la población es un proceso dominante. Además, el incremento en la esperanza de vida viene acompañado del cambio en las causas de mortalidad, de forma que las enfermedades infecciosas han sido sustituidas por problemas crónicos relacionados con el envejecimiento. Las políticas para impulsar la actividad y promover la salud de las personas mayores son todavía muy escasas, en contraste con el rápido envejecimiento de la población y se espera que se acelere todavía más, en los próximos cincuenta años.

Este cambio demográfico requiere cambiar el paradigma del envejecimiento. No es sostenible continuar considerándolo como una etapa de deterioro físico y mental inevitable, que desde el ámbito sanitario se aborda básicamente a través de la atención sanitaria a los trastornos de salud y de los servicios sociales a la atención de la dependencia. Es necesario poner más énfasis en la prevención y la promoción de la salud en las personas mayores.

 Se trata de que las personas mayoras puedan elegir una vida más saludable e independiente.

La disminución de la relevancia social, la violenta alteración de las relaciones interpersonales, el agobio de las enfermedades mal llamadas degenerativas o el temor a enfrentarlas, la pérdida o el alejamiento de los objetos de identificación (hijos, pareja), el frecuente aislamiento, el temor a la muerte, conducen a estas personas a profundos estados de desencanto, agotamiento y depresión, llevándolos a padecer muchas veces enfermedades, y transitar una vejez con todo tipo de dificultades.

Muchas veces el sedentarismo, la mala alimentación, el descontrol en adicciones, el estrés, es decir el maltrato al cuerpo en todos sus aspectos físicos y psicológicos durante toda una vida, son la causa de las futuras dolencias, como enfermedades circulatorias, reumatismo, colesterol, problemas de presión arterial, reducción de la capacidad respiratoria, molestias o lesiones en la columna o en los huesos, como artritis o artrosis, perdida o dificultades en la visión y/o audición, entre otras. La escasa movilidad y el abuso de medicamentos son también algunos de los principales problemas que encontramos en personas de la tercera edad. La práctica de yoga puede aportar grandes beneficios, que desarrollaremos a lo largo de este trabajo.

ETAPA DE ENVEJECIMIENTO.

El envejecimiento saludable se define como el proceso de optimizar las oportunidades de salud física, mental y social que

permitan a las personas mayores participar activamente en la sociedad sin padecer discriminación y disfrutar de una calidad de

vida buena e independiente.

Está documentado el efecto positivo que la participación y el soporte social tiene sobre el bienestar. Les personas que se implican

activamente en la vida y que tienen relaciones sociales son más felices, tienen mejor estado de salud mental y físico y más

capacidad para afrontar los cambios y las transiciones vitales.

El yoga, como hemos dicho al comienzo, propone la unión del individuo con el Todo, esto puede ayudar a nuestros mayores en su sensación de soledad a sentirse parte del grupo y grupo a su vez, integrando la unión y la sensación de comunidad y pertenencia.

En el presente trabajo proponemos, por supuesto, la práctica de yoga en la tercera edad. Creemos firmemente que el Yoga, junto con la Meditación, la Respiración y la Relajación, pueden ayudar a las personas mayores a mejorar su calidad de vida.

A continuación, desarrollamos más explícitamente dichas técnicas enfocadas a este colectivo, junto con los beneficios propios para esta edad. También adjuntamos unas series de yoga, utilizando el elemento silla, como propuesta pensada y elaborada por nosotros, para este colectivo.

Beneficios del yoga para la tercera edad

El yoga es, como ya hemos comentado, una disciplina que busca tomar conciencia de la unión existente entre cuerpo, mente y espíritu.

Es un sistema holístico que trabaja a todos los niveles. Mediante la práctica de diferentes técnicas, nuestro cuerpo va desarrollando cualidades que nos pueden ayudar a obtener una buena salud.

El yoga es para todos: sanos, enfermos, discapacitados, gente mayor, niños… todo el mundo lo puede practicar, porque el yoga se adapta a las necesidades de cada persona, tengamos o no un buen estado físico.

Los beneficios del yoga son múltiples: aumentamos la flexibilidad y fortalecemos nuestro cuerpo; con las técnicas de meditación sosegamos nuestra mente y encontramos armonía interior y con los ejercicios desarrollamos nuestra capacidad respiratoria a la vez que nos ayuda a mantener un estado de calma y estabilidad emocional recargando nuestras reservas de energía.

La práctica del yoga puede suponer a las personas mayores muchos beneficios, ya que es una disciplina que no requiere de movimientos bruscos ni de gran actividad física y que se acopla a cada persona sin sobrepasar nunca sus límites. Tanto si es habitual como principiante en la práctica, los ejercicios les resultaran gratamente beneficiosos.

Los beneficios son muchos, pero desarrollaremos los más importantes para la tercera edad.

Flexibilidad y tonicidad muscular

Con el paso de los años el cuerpo humano tiende a perder flexibilidad y tono muscular, se vuelve rígido y hay una disminución del movimiento. Los huesos se vuelven más frágiles y los músculos pierden tono.

Con la práctica habitual del yoga corregiremos problemas posturales, así como futuras lesiones ya que aumenta el nivel de flexibilidad de las articulaciones y fomenta el fortalecimiento de los huesos.

El aumento de flexibilidad produce en el organismo algunos beneficios colaterales, tales como:

-incremento en el radio de acción de movimientos.

-ayuda a prevenir lesiones, como desgarramientos, distensiones…

-aumenta la posibilidad de soportar caídas con menor riesgo de lesiones.

Disminución de dolores crónicos

En personas mayores es frecuente sufrir dolores crónicos provocados por enfermedades como artritis, artrosis, osteoporosis, dolores reumáticos y también inflamación de las articulaciones con dolores espontáneos o coincidiendo con los movimientos de éstas.

La columna vertebral es un punto doloroso también habitual, ya que con los años el cuerpo humano tiende a encorvarse provocando una mala postura. Un gran número de personas de la tercera edad lleva una vida demasiado sedentaria que se incrementa a causa de sus dolencias, provocando un empeoramiento del estado de salud.

Con la práctica de las posturas se ha demostrado que hay una mejor lubricación de las articulaciones y un fortalecimiento de la masa ósea, reduciendo o mejorando el dolor de los pacientes afectados por alguna dolencia.

La meditación también es un gran aliado para sobrellevar mejor la aflicción, ayuda a ser más consciente del dolor que se tiene y reduce la ansiedad provocada por el sufrimiento.

Hipertensión

Mucha gente de la tercera edad sufre esta enfermedad y por eso es muy importante detectarla a tiempo para administrar los tratamientos necesarios.

Diversos estudios publicados en el journal of Clinical Hipertension .

demuestran que los pacientes que sufren hipertensión reducen considerablemente su presión arterial sistólica realizando varias sesiones de yoga a la semana. Los investigadores opinan que la respiración lenta y controlada inherente a la práctica del yoga, disminuye la actividad del sistema nervioso, lo que ayuda a controlar los niveles de presión arterial.

Sueño

Los problemas de insomnio pueden ser agudos (a corto plazo) o crónicos (largo plazo). Y suelen estar provocados por situaciones de estrés cotidianos o bien por algún tipo de enfermedad, medicamentos, incomodidad emocional o física, problemas medioambientales…

El yoga puede ayudarnos a reconciliar el sueño, con la realización de diversos asanas podemos disminuir la tensión muscular y conseguir una relajación de nuestro cuerpo.

 Con la práctica de pranayma y la meditación promovemos una respiración más pausada y lenta, al incrementar los niveles de dióxido de carbono (CO2), provocamos una sedación natural en nuestro organismo. Todo ello favorecerá a conciliar mejor el descanso y gozar de un buen estado anímico.

Mejora del equilibrio y la postura.

Una de las consecuencias más graves de la disminución del equilibrio en la tercera edad son las caídas, provocando fracturas de hueso e incluso lesiones más graves.

Es muy importante mantener una actividad física (en este caso con la ayuda del yoga), ya que los ejercicios mejoran la fuerza y aumentan la masa muscular, ayudando a mejorar la movilidad y disminuyendo el riesgo de sufrir caídas.

Al tratarse de ejercicios suaves el yoga es ideal en estos casos, resultando altamente beneficioso para la gente que lo practica.

La autonomía de movimiento que les brinda el yoga les proporciona seguridad y estabilidad física, muy importantes para poder llevar una vida cotidiana corriente.

Mejora las relaciones

Salud y bienestar se relacionan íntimamente, por ello promover unas buenas relaciones sociales será gratamente   sus enfermedades.

El yoga les proporciona el espacio de seguridad y autoconfianza. Un tiempo lúdico dedicado a ellos por completo, donde olvidar sus preocupaciones y molestias, despertando en las personas mayores el deseo de la practica porque encuentran en ella una diversión.

Problemas respiratorios

El yoga nos enseña mediante pranayama la importancia que tiene nuestra respiración para nuestro cuerpo interior.

Una respiración profunda y completa nos oxigena por dentro, eliminando tensiones musculares y revitalizando los órganos para su mejor funcionamiento. A la vez promueve una serenidad y relajación del sistema nervioso, calmando nuestros pensamientos y energizando nuestro cuerpo.

Aumento del sistema inmune

Inmunosenescencias

otras actividades.

El yoga proporciona una conexión entre el cuerpo y la mente, y como consecuencia estas trasformando no solo el cuerpo físico sino todas tus conexiones mentales.

Otros beneficios

Encontramos, además de los mencionados, un gran abanico de beneficios del yoga. Cada persona iniciará la práctica para resolver aquello que más le preocupe.

El yoga no es milagroso, pero puede utilizarse como placebo ante muchas adversidades, cada cual encontrará su camino para hacer de esta técnica su rutina de salud.

Otros beneficios:

-alivio de la ansiedad, depresión, estrés…

-mejora el funcionamiento del sistema digestivo

-ayuda en el tratamiento de enfermedades crónicas o degenerativas

-mejora dolores de espalda, mala circulación

-reduce el volumen corporal

-mejora la concentración

CONTRADICCCIONES DE LA PRÁCTICA EN GENTE MAYOR

Una de las reglas fundamentales del yoga es no dañar, ni a uno mismo ni a los demás.

Como todo ejercicio físico, la práctica de asanas de yoga no está exenta de riesgos. Se tiene que tener mucho cuidado de no sobrepasar los propios límites y más vale ser cauteloso que imprudente.

y en el caso de la tercera edad la cautela debe ser mucho mayor, tanto del profesor como del residente.

Una persona mayor que haya practicado toda su vida ya sabe dónde pueden encontrarse sus puntos débiles y la resistencia que posee para su práctica. En cambio, a un principiante de mayor edad, le costará mucho más encontrar el ritmo de las clases, puesto que su cuerpo se hallará entumecido y con poca flexibilidad.

Se deberán adoptar técnicas poco agresivas, posturas suaves.

Los asanas deberán ser suaves y lentas, siempre supervisadas por el profesor y nunca presionando demasiado las articulaciones afectadas por la enfermedad.

Asanas poco recomendables:

-erguidas en equilibrio

-erguidas en equilibrio con las manos

-invertidas

Problemas respiratorios

Es favorable hacer respiraciones profundas incrementando el número de tiempo de práctica poco a poco.

Diabetes

Para los enfermos de diabetes la práctica debe ser cuidadosa, ya que pueden experimentar un descenso del nivel de azúcar en sangre, causando mareos e incluso desmayos.

Enfermedades del corazón

Si se trata de personas sedentarias no es aconsejable empezar con una práctica demasiado energética en el yoga. Las posturas de equilibrio, extensiones plenas y algunos asanas que requieran de mucha resistencia son inadecuadas, al igual que retener la respiración.

Toda práctica que requiera de tensión o presión extrema, incluso en posturas sencillas que opriman el abdomen o pecho pueden resultar perjudiciales.

Hipertensión

Los asanas en extensión, las invertidas y las de equilibrio pueden aumentar la presión sanguínea, así como todas aquellas que realicen con gran esfuerzo.

Insomnio

En las personas con problemas de sueño es favorable ejercer la práctica del yoga por las mañanas y evitar practicarla por la tarde-noche, ya que puede activar el sistema nervioso excitándonos en vez de relajándonos, promoviendo un empeoramiento del descanso.

Lesiones de espalda

En patologías como hernias discales, discopatías, lordosis o molestias graves de columna, deberán evitar las flexiones sentadas o rotaciones fuertes de columna, ya que pueden producir un empeoramiento por opresión. Es preferible las flexiones de pie, ya que no ejercen tanta presión en los discos vertebrales.

Las transiciones entre las posturas deberán ser suaves y lentas evitando cambios de posición bruscos que puedan causar más lesiones.

CONCLUSIÓN

Los profesores de yoga tienen que conocer los beneficios de cada una de los asanas, sus contraindicaciones y las variantes indicadas para cada problema de salud. Y los alumnos deben realizar una práctica con conciencia, estar en contacto con uno mismo, evitando siempre sobrepasar sus límites.

Solo con estos dos aspectos evitaremos lesiones y disgustos en la práctica del yoga


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